jueves, 11 de marzo de 2010

24 de Marzo: Memoria y Lucha

El 24 de Marzo se cumple un aniversario más del infame golpe cívico-militar, cuyas políticas genocidas tienen dramáticas consecuencias hasta el día de hoy. Lo importante, desde un punto de vista ético, político e histórico es poder ver eso: la dictadura procesista como política, como un conjunto de políticas de ajuste estructural con represión que respondían a los grandes intereses del bloque de clases sociales poderosas y dominantes a nivel nacional e internacional. Y además, claro está, la ofensiva represiva se enmarca en un contexto histórico -la llamada Guerra Fría- y en un ciclo de luchas que podemos recortar desde 1955, cuando el bloque golpista derroca al segundo gobierno de Juan Domingo Perón y cierra las puertas al desarrollo democrático. Desde allí -con golpismo y “partido militar” permanente- se desarrollan en Argentina y en Sudamérica un conjunto de resistencias y luchas populares extraordinarias. Muchos militantes dieron su vida contra las dictaduras y el autoritarismo mientras otros se la pasaban haciendo teoría cívica cómplice y abstracta.
Entonces, es absolutamente equivocado y rechazable, como lo hace Carlos Rico, comparar y equiparar las luchas de resistencia con el golpismo, y poner a todos en la misma bolsa. Hacer ésta simplificación es directa o indirectamente, ponerse de parte de los golpistas que iniciaron su derrotero antidemocrático y antipopular desde 1955. Manejarse de esta manera es perder la perspectiva histórica y parcializar la realidad. No se puede, de ninguna manera, poner en el mismo renglón a López Rega y a los militantes revolucionarios del ERP, sea cual sea la opinión política que uno tenga de cada actor histórico: no se puede comparar a un peronista fascista como el secretario privado de Perón con militantes que dieron su vida por la liberación nacional y social, insisto, aunque uno no esté de acuerdo con las metodologías de lucha. Pero repito, no se puede obviar el contexto de golpismo y larga represión política antidemocrática. En este sentido, recuerdo que en la biografía de Mario Santucho -líder del ERP- escrita por María Seoane, se señala que muchos de los jóvenes militantes que forman el ERP eran radicales que habían estado junto a Illia en la Casa de Gobierno cuando éste fue derrocado. Estos militantes tomaron conciencia de que en ese contexto no se podía ser ingenuo ni abstracto si se quería devolverle la libertad al país.
Y si, es bueno que los verdaderos culpables del genocidio paguen en la justicia, pero hablemos de todos, sin miopía ideológica y partidaria, porque cómplices, espías, infiltrados, traidores y entregadores hubo en todas las fuerzas y en todos lados, incluyendo a la UCR, que promovió el golpismo desde los años cincuenta. Hace pocos días, se hizo pública la lista de servicios civiles que eran informantes del Batallón Militar 601. En la Revista Análisis de Paraná de este jueves 4 de Marzo se señala como cómplices de la dictadura y entregadores, por ejemplo, al militante radical Florencio Arteaga -aportante a la campaña proselitista de la UCR en 1995 y actual esposo de la concejal radical de Paraná, Liliana Lampan- y a Enrique Eduardo Savat, referente del radicalismo en la Asamblea Permanente por los DD.HH. Y sí, hay que dejar de mirar la paja en el ojo ajeno...
Pero la impunidad sigue, y también la política procesista de ajuste neoliberal y valorización del capital financiero. A tal punto que, en medio de las infinitas necesidades del pueblo, el gobierno nacional -taloneado por el capital imperial- intenta hacer hasta lo imposible para sacar y entregar las multimillonarias reservas del Banco Central -unos 6.500 millones de dólares- para entregarlas a extranjeros poderosos, en conceptos de cuotas de una deuda externa que en buena parte es ilegítima y que en buena parte -y gracias a la usura imperial permanente de los últimos 35 años- ya ha sido pagada. Si de verdad queremos un Bicentenario patriótico, hay que pensar en una redistribución federal y popular de la riqueza, para que las necesidades empiecen a dar lugar en serio a las libertades.
¿Un aula para el tercer año del ciclo básico -el ex noveno año- de la Escuela Nro.55 de María Grande es mucho pedir en medio de este debate político-económico? ¿Condiciones dignas de trabajo es mucho pedir en medio de este espectáculo político-mediático?

Prof. Mauricio Castaldo
mauriciocastaldo@gmail.com

María Grande al Día

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