domingo, 6 de octubre de 2013

PREFIGURAR OTRA DEMOCRACIA DESDE LA LUCHA EDUCATIVA

-POR MÁS GRITOS BLANCOS Y POPULARES-

Este jueves 3 de Octubre, tuvimos el honor una vez más de participar del cierre las Segundas Jornadas de Educación organizadas por los compañeros del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, en Paraná, la Universidad Nacional de Entre Ríos. Con un gran marco de estudiantes, docentes de distintos niveles, estudiantes de la UADER también y público que se acercó al Auditorio Rodolfo Walsh, nos tocó, junto al compañero Claudio Puntel -Secretario de Cultura de Agmer Paraná- y junto a compañeras de la Escuela Técnica Industrial de Santa Fe -docente y alumnas del Grupo Quimera- aportar unas líneas para el debate estratégico sobre “Democracia en la construcción de la dinámica escolar”. Transcribimos y desarrollamos aquí algunos conceptos.



  1. ¿QUÉ ESCUELA PARA QUÉ DEMOCRACIA? ¿QUÉ TIPO DE DIÁLOGO?

...Tan ilustrados como valientes”
JOSÉ ARTIGAS

En primer lugar, la consigna del panel-debate nos invita a hacer un ejercicio de deconstrucción política, y discutir cada idea y cada parte del asunto: necesitamos repensar que entendemos por democracia, que sería democracia educativa, escolar y pedagógica y que entendemos o como vemos la dinámica escolar o las dinámicas escolares.

Está claro que en el régimen capitalista en el que vivimos no hay democracia auténtica. Esta democracia formal, vertical, “representativa”, burguesa, no es la democracia verdadera que queremos. Democracia de palabra, vacía de contenido, democracia de traiciones al pueblo trabajador, sin diálogos, sin compromisos, sin acuerdos y debates profundos y creadores, sin posibilidad de decisión popular soberana más allá de lo electoral, no es democracia.

En éste contexto político se desarrolla nuestra escuela pública y nuestro sistema educativo. En éste contexto, el poder nos vive hablando de diálogo. ¿Qué diálogo? ¿Hay diálogo cuando se ataca y se culpabiliza de todo a los trabajadores docentes?¿Qué diálogo hay cuando se obliga a una sola de las partes al diálogo? ¿Qué diálogo hay cuando la presidenta, o un funcionario, o un padre alienado ataca y ofende la labor docente? ¿Qué diálogo hay cuando el 80% o 90% de los familiares no van a las reuniones de padres en la escuela secundaria, que hoy es más fundamental que nunca?. ¿Que diálogo fructífero habrá pidiéndole a la escuela y al docente que incluya, mientras el régimen hegemónico excluye? ¿Qué diálogo habrá desdibujando más el rol docente? ¿Qué diálogo real habrá si, como repasa Gabriel Noel (*1), una directora, descarga todas las responsabilidades y el aguante al docente, “porque es con el único con el que puedo hablar, porque los funcionarios están en otra, y algunos padres sólo te amenazan con violencia a vos, a tu familia, a tus cosas, y hoy no podés hacer nada”.

2) POR OTRO CONTEXTO CULTURAL

Empezará a haber diálogo democrático respetuoso y constructivo cuando todas las partes, empezando por los gobiernos y los padres, recuperen códigos culturales perdidos y respeten la escuela y el trabajo docente. El gobierno ya probó con atacar a los docentes y a las instituciones educativas, especialmente en secundaria, de distintas maneras, y el resultado está a la vista: los dramas sociales desbordan a las escuelas y a los que trabajamos en ellas. Se siguen reuniendo funcionarios, supervisores y operadores para “analizar” repitencia y deserción y ya no saben que hacer, y no se puede golpear más a la escuela secundaria. Si quieren desarrollar de verdad una política educativa efectiva y democrática lo primero que tienen que hacer es dar vuelta la página y construir otro contexto político y cultural: valorar públicamente a la escuela y a los docentes y convocar a la sociedad a llenar de respeto creador a la educación pública. Y después, avanzar con políticas de transformación económica y social estructural, real. Pero lo primero, por lo menos, ayudaría en algo: construir un nuevo contexto cultural a favor de la educación, y no sólo como acción social funcional a la exclusión y desigualdad estructural.

  1. EL ROL CREADOR DOCENTE, SIN DEMAGOGIA

...Tanto Pauli como Heisenberg estaban en Gotinga en 1922
cuando éste último tuvo su primer encuentro con Bohr.
Heisenberg, que sólo tenía veinte años y estaba trabajando
en su tesis doctoral, se levantó para planear una objeción
luego de una ponencia de Bohr. Este respondió dubitativo...
Al concluir la ponencia, Bohr se me acercó y me invitó
a caminar con él esa misma tarde por la montaña Hainberg...
Sería correcto decir que mi carrera comenzó esa tarde,
cuando Bohr me contestó que...
¡ Los átomos no eran cosas!...”
HEISENBERG: GENIO Y ALPINISTA, en
TEORÍA CUÁNTICA PARA PRINCIPIANTES
BsAs, Era Naciente, 2006, pp.121-122


Habrá más democracia escolar, política y social con el respeto democrático -no vertical- a los roles, y en nuestro caso, al rol docente. Nadie viene a plantear aquí el respeto y el rol desde un punto de vista conservador: venimos a plantear la delgada línea fina que a veces separa, y a veces no, el discurso oficial sobre el diálogo y la inclusión, y la demagogia destructiva. Venimos a plantear claro, que hay diferencias entre rol disciplinador y reproductor de ideología hegemónica, con el rol creador y democrático, pero la educación popular y la construcción de soberanía pedagógica y cultural también necesitan roles, y los docentes debemos ser docentes, con fuerte, sólida y permanente formación y abiertos, con espíritu abierto, animador, democrático y creador.

El desarrollo de relaciones sociales democráticas y creadoras necesita el desarrollo de roles democráticos y creadores: hasta en las pedagogías más autonomistas y libertarias hay responsabilidades y roles. Son responsabilidades definidas colectiva y democráticamente, pero no dejan de ser responsabilidades. Hay responsables animadores hasta en las escuelas zapatistas y anarquistas: una de las extraordinarias huelgas que los trabajadores hicieron en nuestra Patagonia Rebelde fue contra el infame asesinato protofascista del Estado Español a un docente, el gran Francisco Ferrer (1909). Era un docente libertario, con nombre y rol democrático y creador bien respetado y definido.

4) RIGOR METODOLÓGICO Y NUEVO MOMENTO DIALÉCTICO

Enseñar y aprender, profunda, democrática y transformadoramente, necesita rigor metodológico y formación. El propio Paulo Freire -que, igualmente y como lo dice Vanilda Paiva, debe ser hoy superado- lo dice en su Pedagogía de la Autonomía: “enseñar exige rigor metodológico” (*2). ¿Qué Freire han leído los que plantean flexibilidad a cualquier precio, educación como acción social funcional a la alienación capitalista y un ataque permanente a los docentes -decir demágogica e irresponsablemente que “los alumnos se aburren” es impresentable e inaceptable-? (*3). No hay ni habrá educación sin docentes. Necesitamos potenciar su rol creador, si es que de verdad apostamos por la educación pública y por una democracia mejor.

Parece como que estuviéramos en los albores de un tercer momento histórico-dialéctico. En el primer momento, tuvimos una educación pública en Argentina fuerte, con roles, efectiva, pero positivista, eurocentrada y conservadora: de todas maneras, sus efectos culturales fueron más allá de las líneas hegemónicas. En un segundo momento, tenemos unas ideologías educativas aparentemente cuestionadoras (la pretendida antítesis, que no es tanto), progresistas, flexibles y supuestamente más democráticas. El avance lo producen los debates y las luchas, pero las ideologías oficiales, ya lo dijimos, piensan más en clave de acción social demagógica. Una vez más, los efectos culturales serán diversos, pero lo que queda claro es que necesitamos forjar un tercer momento dialéctico de síntesis creadora: una educación democrática, abierta y creadora, pero con roles claros, responsabilidades y respeto, en un contexto político, económico, social y cultural distinto.

  1. DEMOCRACIA AUTÉNTICA Y LUCHA PREFIGURATIVA
Con éstas primeras ideas, proponemos entonces pensar la democracia como responsabilidad colectiva creadora y liberadora, no como demagogia insípida funcional a lo mismo. Y enseguida cabe preguntarnos: ¿Cuán democrática puede ser la escuela? ¿Cómo hacer para avanzar en la democratización escolar, política y social?. En éste sentido, proponemos recuperar y recrear aquí la consigna estratégica, elaborada por aquel notable revolucionario socialista italiano que fue Antonio Gramsci, de “lucha prefigurativa”, es decir de pensar que nuestras luchas, deben prefigurar, anticipar, en sus ideas, en sus pensamientos, en sus relaciones y en sus prácticas, una sociedad diferente. Pero la lucha, profundamente democrática y antagonista, más allá de la coherencia y los valores que les pongamos, se darán transitoriamente en un marco que no es democrático, por ello, deben tratar de avanzar, prefigurar -por eso es sólo “un anticipo”- al máximo en lo suyo -en nuestro caso, en el ámbito estratégico de la educación- y a la par, batallar política y socialmente va más allá. Para clarificar: tenemos que avanzar en prefigurar ideas y prácticas democráticas y populares en la educación, y a la par batallar política y socialmente por más democracia y por la emancipación social más allá de las instituciones educativas, para que la democracia popular y protagónica, directa y auténtica avance por todos los carriles y construyamos de verdad una sociedad profunda y multidimensionalmente democrática y emancipada.

La lucha educativa puede y debe prefigurar otra democracia, pero no podrá sola. La lucha debe darse, insistimos, en todos los ámbitos, más allá de lo educativo.



  1. LA COMPLEJIDAD DE LAS DINÁMICAS ESCOLARES Y LA NECESIDAD DE MÁS FORMACIÓN PROPIA DE LOS DOCENTES

No hay una sola dinámica escolar, más allá del contexto hegemónico general que influencia y presiona. Hay una complejidad enorme y extraordinaria en las cotidianeidades escolares, y hay, por supuesto una compleja (inter)relación entre lo político, lo ideológico, lo pedagógico y lo social. En nuestras escuelas pasa de todo, bueno y no tan bueno -las privadas no escapan al contexto-. La escuela pública resiste, acierta, erra, sufre y crea, como puede. En nuestras escuelas hay riquezas y pobrezas, de todo tipo y mezcladas. Hay alegrías, hay frustraciones, hay conciencias y hay violencias. No hay “violencia escolar” (dejemos de pensar y hablar con las palabras del poder, decía Foucault): hay violencia social en la escuela. ¿Cómo establecer un diálogo democrático con los narcotraficantes que, impunemente, se van metiendo con nuestros gurises? ¿Qué propuestas tienen, sobre éste drama cotidiano, los teóricos oficiales del “aburrimiento”?. Necesitamos otras políticas y otro contexto, para una mejor educación.

¿Esto se soluciona sólo con más formación docente?. La formación, entendida en forma clasista y profunda, es necesaria y debe ir, por supuesto, más allá del márketing liberal, demagógico y estrecho que genera el poder hegemónico -en todas sus variantes-, y el debate sobre la autoreflexión docente y sobre la formación permanente docente debe ir siempre a la par del debate sobre más presupuesto para la educación pública, más salario y más valoración cultural del trabajo de enseñar y de las responsabilidades compartidas. Si no se dan esas discusiones políticas juntas, somos funcionales a la degradación de la tarea educativa.

“Nadie enseña lo que no sabe”, me dijo una vez una gran compañera, madre del aula en María Grande (*3). Si, y amplío: nadie enseña lo que no sabe y nadie escucha y dialoga si no está seguro y no tiene confianza. Necesitamos más formación política, gremial, específica y pedagógica propia, autónoma, de clase para potenciar más soberanía pedagógica, política, económica, ambiental y cultural. La propia consigna de formarnos en una consciencia de clase trabajadora docente -que planteamos el año pasado en la UNER-, apunta, por un lado, a más formación crítica y liberadora en economía política, y por el otro, a más desarrollo intelectual y cultural propio y amplio para potenciar el trabajo con el conocimiento, que hoy más que nunca es un trabajo estratégico.

La idea de forjarnos una consciencia de clase trabajadora docente quiere decir que a la par de la pelea económica y popular, hay que dar la pelea cultural. Si falta una de las dos en la lucha, a pesar del pedagogicismo supuestamente progresista de algunos, la lucha no irá muy lejos.

  1. TODOS LOS GRITOS BLANCOS, EL GRITO

A estas alturas de nuestra intervención, podemos preguntarnos, ¿en qué prácticas políticas y pedagógicas actuales tenemos señales fuertes de lucha prefigurativa?, reconociendo, en primer lugar, que no hay recetas para la creación y la transformación pedagógica y política, y que las vías y caminos son y serán múltiples y variados.

Hay miles y miles de acciones e iniciativas creadoras, pero vamos a resaltar estratégicamente el Grito Blanco generado en conjunto por la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, los delegados y militantes, y las instituciones educativas de esa ciudad entrerriana, en lucha contra la contaminación generada por la transnacional imperial pastera UPM Botnia. Desde hace nueve años hay un trabajo conjunto de asamblea y escuelas por la concientización contra el peligro, la contaminación, y por los derechos humanos, ambientales y sociales, que desemboca en una movilización común de fuerzas. La democratización de la democracia necesita de más asambleas ambientales y de más gritos blancos y populares: mucho más en la era del capitalismo extractivista, y frente a los peligros que generan UPM, Chevrón, Monsanto, Barrick Gold y todo el capital explotador.

Que todos los gritos, muchos hoy silenciosos, sean un grito, para sacudir con fuerza la realidad instituída. Será tarea, de cada asamblea y de cada grito blanco y popular, evaluar sus logros y enfrentar sus límites para superarlos, y evitar que el grito sea testimonial y no transformador.

En toda Nuestra América-Abya Yala están potenciándose gritos blancos y populares. En Chile, donde continúa con fuerza la batalla por la educación pública y gratuita; en Uruguay, y sobre todo, en Brasil, donde venimos -hace poco y con las brasas ardiendo- de extraordinarias y multitudinarias movilizaciones populares por más educación, más salud pública y por el pase libre en el transporte público. Hay un desarrollo democrático alternativo y prefigurativo en la praxis de esos jóvenes estudiantes brasileños que formaron el Movimiento Pase Libre -con uso alternativo y transformador de las redes también- y que dieron debate sin pausa, potenciando las luchas y logrando una impresionante acumulación y movilización de fuerzas cuando al gobierno, en medio del gasto por el mundial de fútbol que se viene, no se le ocurrió mejor idea que aumentar el transporte.

La movilización -que llegó al millón de personas en algunos lugares- con consignas políticas claras, como por ejemplo “quiero que las escuelas y los hospitales sean tan lindos como los estadios de fútbol” logró que la Presidenta Dilma Roussef los tenga que recibir primero -gesto de diálogo, que no es una revolución, pero que otros supuestos latinoamericanistas podrían imitar- y prometerles después -aunque los vagos lo declararon “insuficiente”- que iba a mejorar el transporte (y en dos ciudades se logra después pase libre), que el 100% de lo recaudado por el petróleo va a ir para educación y salud, y que se iniciará una reforma política y una lucha contra la corrupción.

En las redes y en las calles de Brasil, como en tantas redes y calles de nuestro continente y del mundo se prefigura otra democracia, que por ahora sigue oprimida. Necesitamos potenciar consignas políticas comunes claras y de clase, necesitamos prefigurar democracia con la construcción de más gritos blancos y populares para forjar poder popular liberador, dentro y fuera de nuestras instituciones.

  1. UN DEBATE ABIERTO

Después de nuestras intervenciones, vinieron las preguntas, análisis y comentarios del público presente en el panel-debate de la UNER. Muchos temas se desarrollaron en ese rico intercambio y debate: por ejemplo, la necesidad de más inversión educativa por parte del estado nacional, que le tira casi toda la responsabilidad a las provincias, el cuestionamiento a los subsidios estatales a la educación privada -profundamente antidemocrático-, la necesidad de militar sin ser funcionales al ajuste, el burocratismo y la exclusión estatal, la complejidad de las relaciones entre ciudadanía y democracia, tanto formal como sustancial, el desafío cotidiano de no naturalizar los problemas y las injusticias, los múltiples problemas de salud laboral y también el debate sobre el rol fundamental de los directivos, que deben evitar pensarse y encerrarse como “funcionarios”.


Prof. Mauricio Castaldo
Sec.Gral AGMER María Grande
6/10/2013



NOTAS:

(*1) GABRIEL NOEL, “La conflictividad cotidiana en el escenario escolar: una perspectiva etnográfica”, UNSAM Edita, BsAs, 2009, por ej. pag.155.
(*2) PAULO FREIRE, “Pedagogía de la Autonomía”, BsAs, Siglo XXI, 2003, p.27.
(*3) “La escuela no excluye, el alumno viene excluído a la escuela”, dijo, hace poco, en un debate institucional, el compañero Jerónimo Reyes, profe de plástica y Secretario de Formación de Agmer María Grande.
(*4) Hablo, claro, de la compañera Haydee Orrantia, ex Secretaria General de Agmer María Grande, ex Secretaria de Interior de Agmer Paraná y actual Secretaria de Jubilados de nuestra Filial gremial.

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