martes, 29 de julio de 2014

Hay que fortalecer la universidad

...De cada 100 personas mayores de 25 años hay más de 40 graduados terciaros en Canadá, Japón, Corea, Israel , Finlandia, Reino Unido y Estados Unidos, y más de 25 en los demás países industrializados. Entre nosotros, apenas 14 han concluido estos estudios superiores, una pobre graduación que es menor a la de nueve países latinoamericanos. Señalemos que en la mayoría de los países para ingresar a la universidad hay que aprobar un examen general tras finalizar el secundario...

...La experiencia universal es que cuando se promueve el estudio en la escuela secundaria, crece la graduación final en el nivel terciario. Observemos que en los países industrializados se gradúan nada menos que 70 de cada 100 ingresantes. La explicación es simple: aumenta la dedicación al estudio en el secundario, para así asegurar el ingreso a la universidad...

...Si queremos incrementar nuestra escasa graduación, lo cual es imprescindible para asegurar el desarrollo futuro, debemos comenzar a prestar atención al régimen vigente en países como Brasil (Examen Nacional de Enseñanza Media), pero también en Cuba(Proceso de Ingreso a la Educación Superior) y Ecuador (Sistema Nacional de Nivelación y Admisión)...


...Estamos graduando anualmente 110.000 universitarios, de los cuales casi 50.000 corresponden a Ciencias Sociales...


...El tercer desafío es aumentar la presencia en la universidad de alumnos provenientes de niveles económicos bajos, ya que la mera gratuidad para todos ha mostrado su ineficacia para aumentar la graduación de alumnos capaces de origen humilde. La gratuidad de la enseñanza pública es altamente progresiva en el nivel primario y secundario, pero no en el universitario, por la simple razón de que son muchos los pobres que no concluyen la escuela secundaria. Además, a ellos no les alcanza con la mera gratuidad, ya que sus familias necesitan que trabajen para sobrevivir. Por eso es necesario no sólo facilitar la incorporación a la universidad de más estudiantes de origen humilde, sino también asegurar que puedan cursar regularmente sus estudios, especialmente en las carreras científicas y tecnológicas. Pero para esto no basta con la gratuidad, redundante para los niveles socioeconómicos altos, pero insuficiente para los pobres.

Necesitamos un nuevo programa de becas que supere los programas actuales, bien orientados pero escasos. El Fondo de Solidaridad Universitaria (FSU) vigente en el Uruguay es un buen ejemplo. Fue implantado hace 20 años con una histórica decisión de política de Estado con amplio apoyo parlamentario. En la actualidad casi el 20% de los graduados de la universidad de la república son becarios de origen humilde, que perciben el equivalente a 250 dólares mensuales; para recibir esta beca hay que avanzar regularmente en los estudios. Los graduados universitarios, que gozaron de la gratuidad estatal durante sus estudios, contribuyen a este FSU a partir del quinto año de su graduación y por 25 años; este año la contribución anual es de 120 dólares.
Este triple desafío que hemos descripto podría ser enfrentado con un mecanismo de financiamiento similar al FSU, con una meta de 100.000 becas a estudiantes de origen humilde que hayan aprobado un examen general al finalizar el ciclo secundario, como el que existe en Brasil, Ecuador o Cuba. Este examen a la finalización del secundario tendría un impacto positivo al aumentar la dedicación al estudio de nuestros adolescentes, al mismo tiempo permitiría identificar a aquellos estudiantes que merecen ser becados para ser universitarios a tiempo completo...

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